El Canto del Canario III

Tras conocer a Rears me pasé el fin de semana en mi habitación, como de costumbre, con Bob.Lo cierto es que estaba muy confundida por lo que me dijo el hombre del parque y que Bob le hizo a Rears. Sin embargo era incapaz de enfadarme con él, algo me lo impedía aunque no sabía el qué.

El lunes llegó antes de lo que esperaba y al entrar al instituto, ví, enfrente de administración a Rears. Me acerqué a él y le pedí disculpas po el comportamiento de mi canario.

- No te preocupes- dijo con una sonrisa-. Sólo me tubieron que hechar dos puntos- cuándo acabó de decir esto, el chico se tocó la herida, tapada por un trozo de gasa.

-¿Te veré el curso que viene por estos pasillos?- dije tratando de desviar el tema de conversación.

-Sí, eso espero

El timbre sonó, así que me despedí de Rears y fuí a mi clase.

No sabía el motivo, pero me sentía muy angustiada, necesitaba aire y... Me desmayé.

Desperté en el hospital, y conmigo sólo estaba Bob. Por lo visto escapó y voló hasta el hospital, para estar conmigo. Me sentí un poco triste cuándo me dí cuenta de que sólo le importaba a él...

Pasaron los siguientes días sin acontecimientos dignos de ser contados. En el instituto, vagaba como alma en pena, de una clase en otra, pero en cuanto llegaba a casa con Bob, todo era diferente...

Cuándo quise darme cuenta, tan sólo quedaban 2 días de clase por delante.

Al día siguiente, desperté con unas ganas incontrolables de ir al instituto. Miré a mi alrededor, buscando a Bob, pero en su lugar encontré un enorme cuervo negro, con una pequeña mancha naranja en el pecho, con la forma de un canario. En seguida supe que era él, por la estrecha conexión que teníamos.

Aquel sería un fin de curso muy especial....

Llegué al instituto, acompañada por Bob, posado en mi hombro izquierdo. Según lo que mis compañeros cuchicheaban, algo había cambiado en mi mirada. Siempre había sido la típica friki marginada, pero ese dia todas las miradas iban dirigidas a mí, y sólo acababa de empezar.

En medio de la primera clase noté que Bob estaba a mi lado, posado en la ventana. Era el momento de la venganza. Todo marchaba según lo planeado. Salí de clase y coloqué un petardo en los baños de chicos. Volví y la profesora se había visto obligada a abandonar el aula. La fiesta había comenzado para mí: Saqué el cuchillo que portaba en mi mochila y comencé a torturar, uno a uno, a todos mis compañeros que me habían acosado y martirizado tantísimas veces hasta acabar con ellos. Después, llegué hasta el despacho del director. Me divertí muchisimo rajando su garganta desde atrás. Lo suyo también fue por vengnza, ya que jamás me creyó cuándo iba a su despacho en busca de protección. Luego fui al aula de 3º E.S.O A , la más cercana. Toqué a la puerta he hice salir al profesor diciendo que el directos le llamaba. Entonces entré al habitáculo y cometí dos atroces crímenes más, por simple placer. Entonces, entraron varios profesores, alarmados por los gritos y entre todos consiguieron reducirme hasta que llegó la policía. Cuándo me llevaron arrestada, entre la multitud, pude ver al hombre del parque, aquel que me advirtió sobre Bob...

Acabé mis días en un psiquiátrico, a la espera de que alguien creyera lo que aquel maldiro pájaro me obligó ha hacer.