Los días fueron pasando y cada vez me sentía más decaida y abatida al estar lejos de Bob. Sin embargo, todo cambiaba en cuanto lo tenáa cerca. Por suerte ya solo quedaba una semana para que nos dieran las vacaciones de verano y entonces podría pasarme todo el día en casa, a su lado.
Era viernes, y no tenia nada que hacer. Me apetecia dar un paseo por el pueblo y silbé a Bob para que saliera de su jaula.
No era la primera vez que paseabamos juntos y la gente se quedaba mirando como si yo estuviera loca.
Bob volaba libre, siempre al par de mis pasos, hasta que se cansaba y se posaba en mi hombro. Creí que aquel seria otro de nuestros paseos, pero hubo una extraña excepcion
Cuando llegamos al parque y me sente en el banco de siempre, un señor mayor, al que no recuerdo haber visto en ninguna otra ocasion, anterior o posterior, se acercó y me dijo, casi en un susurro, como si temiera que Bob le escuchara:
-Pequeña, ten cuidado. No es un canario normal. Te obligará a hacer cosas terribles... Es probable que ya haya empezado a controlarte. Deshazte de él, antes de que sea tarde.
-¿Qué? - me levanté enojada-. ¿Cómo puede decir eso? Usted no conoce a Bob, es mi único amigo.
-Tranquilizate pequeña - intento calmarme- ¿Has visto el cuervo?
-¡Déjeme! -comencé a gritar nerviosa, aunque en el fondo queria hablar con aquel hombre, intrigada por averiguar como sabia lo del cuervo.
Un policia que pasaba por alli acudió corriendo al oirme gritar de aquel modo.
-¿Qué pasa, chica? - pregunté angustiado- ¿Estás bien?
-Sí, sólo me he puesto un poco nerviosa-. contesté algo mas calmada. Bob se posé en mi hombro y miró al hombre
-Señor, como comprenderá usted, debe acompañarme a comisaría para aclarar que ha pasado- dijo el pilicía refiriéndose a él, se giró y me habló con una sonrisa-.Y tú, chica, vuelve a tu casa.
Ya entonces supe que algo raro habia pasado, pero no estaba segura de ello.
Camino de mi casa me cruzé con un chico un poco mas bajo que yo, con el pelo largo y rubio. Noté que me miraba
-¿Quieres algo?- le pregunté de mala gana-.
-No, perdona... Yo, soy nuevo y... perdona...- contestó nervioso- Me ha llamado la atención tu canario, es precioso. ¿Cómo se llama?
-Ah, esto... Siento haber sido tan borde, pero es que aquí sólo me hablan para burlarse de mí. Se llama Bob, y yo Anikomory. Y bien, ¿cuál es tu nombre?
-Encantado, yo soy Rears y no sé cómo se pueden meter con una persona tan adorable cómo tú- dijo haciéndome la pelota.
En ese momento Bob se puso celoso y empezó a atacar al chico.
-¡¡¡Bob, para!!! -dije angustiada, intentando que Bob dejara en paz a Rears- ¡Bob, basta! ¡Vamonos a casa!
Al instante me sigió, pues yo ya había comenzado a correr. Vi que le había hecho sangre al chico al lado del ojo, pero no me detuve por el miedo de un nuevo ataque...
CONTINUARÁ...
